NO TE LO PEDONARÉ JAMÁS, ERNESTO YRIA, JAMÁS


Probablemente la primera vez que vi a Ernesto fue en Cervezorama, pero luego nos hemos encontrado muchas veces.

Hemos quedado en la esquina de mi centro de trabajo para que me pasara unos sobres de levadura como yonki y camello, me ha aguantado al otro lado de la barra de muchas ferias, me ha presentado a Medina y al Oso y al Cuervo y me ha introducido a las cerveceras radikales vaskas antes de que Naparbier fuera popular.

Pero lo que quizás no sabe Ernesto es cómo ha contribuido a mi salud y cómo sus últimas decisiones me han afectado negativamente en este sentido.

Durante varios años la feria de Noblejas era un evento para mí. Después de nueve meses de sedentarismo, con la llegada del periodo estival iniciaba una (para mi maltratado físico) extenuante actividad ciclista. El objetivo final era, llegando septiembre, poder ir desde Toledo hasta Noblejas en bici para acudir al evento de Yria, más de 50 kms de caminos polvorientos a finales del verano en el páramo de la mesa de Ocaña.

Desde que decidió no reeditar la convocatoria de Noblejas monto en bici como pollo sin cabeza, sin saber dónde ir.

Este fin de semana me vaya a acercar a Valdemoro para dar por inaugurada la temporada de ferias cerveceras y a ver si me reconcilio con Ernesto.


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