EMOSIDO ENGAÑADO

Hoy he pasado unas horas en La Capital.

Para los que venimos de provincias, este es un evento que esperamos con ilusión.

El objetivo principal era llevar a la descendencia para iniciarlo en los vicios propios de su edad y nos hemos plantado en la calle Luna.

En mi cada vez más remota juventud es ahí donde íbamos a visitar tiendas de comics y sortear meretrices decrépitas.

Comprendo que los tiempos avanzan, pero cuando he visto un bar de Mikkeller frente a Metrópolis, la verdad es que me ha dado bajón.




Me he acordado de todas esas horas que habremos pasado un amigo y yo rebuscando entre los afiches que se amontonaban sin orden en la tienda buscando una postal de cuando Star Wars era mito y no franquicia o ver por primera vez los comics de Manara, Hugo Pratt o Moebius en Totem.

Ahora todo está más limpio, ordenado y luminoso que antes, pero ya no me apasiona igual. Ahora ya no pasean esa calle gente con la cabeza agachada sino jóvenes con la barba cuidada. La juventud para esta generación será algo más ordenado y menos apasionante me parece.

Para completar el sentimiento de vacío, camino de la Plaza de Cascorro me encuentro con el siguiente escaparate.




Comentarios